Tensión en Níger
Mariano Saravia
Níger es un país del centro-oeste de África. Es parte del Sahel, una franja desértica que va desde el Atlántico hasta el Mar Rijo y está entre los países del Magreb y el África Negra o subsahariana. Coinciden en gran medida con el Desierto del Sahara y sus poblaciones son árabes y musulmanas. Níger es un país sin salida al mar, muy empobrecido, pero con muchas riquezas minerales, sobre todo uranio, fundamental para la energía nuclear. Esa es una de las claves para entender el neocolonialismo francés, luego de la independencia en 1960. Níger tiene casi el 10 por ciento de las reservas mundiales de uranio y Francia depende mucho de sus más de 50 usinas nucleares. Mucho más en la situación actual, por la guerra y el fin de la provisión de gas y petróleo rusos. Hasta ahora, Francia oficiaba como metrópolis o protectorado, con una ficción de democracia amparada por Occidente. El 26 de julio hubo un golpe que desplazó al presidente y se instaló en el gobierno una junta militar con discurso patriótico y antiimerialista. Esto también explica la reacción de Occidente, principalmente de Francia y Estados Unidos, tan afectos a consentir o incluso propiciar golpes cuando son funcionales a sus intereses. Esa reacción de las potencias occidentales arrastró a la Comunidad Económica de Estados del África Occidental (CEDAO), que amenaza con invadir militarmente, con el lógico respaldo de París y Washington. Por otro lado, Burkina Faso y Mali, que están en proceso de unirse en una federación, apoyan al nuevo gobierno militar de Níger. Esos países también tienen gobiernos militares antiimperialistas que desde hace un tiempo vienen distanciándose de Occidente y acercándose a Rusia. El nuevo gobierno de Níger cerró su espacio aéreo y reconoció que hay una amenaza contra su territorio y su población. Burkina Faso y Mali dijeron que un ataque a Níger sería considerado como un ataque a sus territorios. Los países de la CEDAO habían dado un ultimátum que expiró el domingo, hoy se vuelven a reunir para indagar vías diplomáticas o militares. ¿Qué implicaría una guerra ahí?Primero, que no sería una guerra convencional sino una guerra regional, con varios países por cada bando. Habría que ver qué posición toma Guinea Conakry y, sobre todo, Chad, que es una potencia militar regional. También Libia y Argelia, que ha expresado un rechazo a las amenazas de Francia y Estados Unidos. También habrá que ver si Nigeria se inmola, encabezando a los aliados de la CEDAO en una aventura militar al servicio de sus metrópolis neocolonialistas.


¿Qué puede pasar? Puede ser una guerra relámpago, en la que rápidamente los aliados con la ayuda de Francia y EEUU puedan vencer rápidamente a Níger y cambiar el gobierno. O puede ser que se empantane y sea una guerra larga, en la que Rusia vaya apoyando cada vez más a sus países aliados: Burkina Faso, Mali y, ahora, Níger. Sería una nueva guerra “proxy” dentro de la Guerra Fría que se está librando entre la OTAN y Rusia. Si la guerra la ganan los aliados de la CEDAO, encabezados por Nigeria y apoyados por la OTAN, será una derrota durísima para los movimientos que en toda África intentan sacudirse el yugo del neocolonialismo y el imperialismo. Será también un golpe al proyecto de un África más multipolar, con presencia de China y Rusia. Y se fortalecerá la posición dominante de los antiguos amos coloniales y del nuevo: Estados Unidos. Si la guerra la ganan los aliados Burkina Faso, Mali y Níger, entonces será todo lo contrario: un golpe duro para el proyecto neocolonial europeo y estadounidense en África, y la apertura de un nuevo tiempo, quizá con más multipolaridad y, sobre todo, con un despertar de dignidad y soberanía para muchos pueblos africanos que buscan mejorar sus condiciones de vida. Riquezas de todo tipo no les faltan, en el caso de Níger, el uranio. Y esa es la clave de la tensión que se está viendo en ese lugar de un planeta en plena reconfiguración geopolítica.