¿Por qué hacer un curso sobre el colonialismo-imperialista?

Por cosas como estas.

El presidente de Francia, Emanuel Macron, hizo una gira por África, la 18° desde que asumió en 2017. Le fue muy mal. Fue rechazado y abucheado por manifestantes en Gabón, República del Congo, Angola y República Democrática del Congo. Prometió reducir la presencia militar francesa en esos países, lo que generó más fastidio todavía. Debería explicar por qué tiene que haber un solo soldado francés en otro continente. Pero donde peor la pasó fue en Kinshasa, capital del Congo. Un periodista le preguntó por la responsabilidad de Francia en la inseguridad que vive la zona oriental, limítrofe con Ruanda. Macrón respondió: «No estoy dispuesto a asumir todas las cargas, sé asumir las mías. Seamos claros: ¿cuál es la situación desde 1994? […] que varios grupos rebeldes han prosperado allí, controlando muchas riquezas. No es culpa de Francia que la RDC no haya sido capaz de restaurar la soberanía ni militar ni de seguridad ni administrativa. Esto también es una realidad, no hay que buscar culpables fuera. No pregunten a Francia, no acusen a Francia de algo que depende de ustedes». Lo que no dice Macron es que Francia es responsable en parte y cómplice total del genocidio de Ruanda, cuando en 1994 los hutus exterminaron en un mes a un millón de tutsis, con machetes entregados por Francia. Félix Tsisekedi, presidente de la República Democrática del Congo, le respondió: «La forma en la que Europa y Francia nos tratan debe cambiar, deben comenzar a respetarnos y a ver a África de un modo distinto. Los esclavos de ayer, hoy ya no se callan ante sus antiguos amos. El mundo multipolar ya está aquí». Una parte de esta escena para que veas cómo está cambiando el mundo. Que el esclavo ya no se calle, es un cambio, un primer paso.