¡Julián Assange libre!
Por Mariano Saravia
Ayer dejó la cárcel de máxima seguridad de Belmarsh, en Londres, donde pasó los últimos 5 años en una cárcel de 2×3.
Este lunes por la mañana, Assange, de 52 años, fue trasladado al aeropuerto de Londres y abandonó el Reino Unido.
Estaba a la espera de una decisión judicial inglesa para extraditarlo a los Estados Unidos, donde se temía por su seguridad, por torturas, peligro de suicidio o hasta una pena de muerte.
La libertad se debe a un acuerdo con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos en el que se declara culpable de conspirar para obtener y difundir ilegalmente información clasificada.
Ahora deberá comparecer este miércoles a las 9 de la mañana (hora local) en un tribunal federal de las Islas Marianas, una verdadera colonia que el Imperio Estadounidense mantiene en medio del Océano Pacífico. Esto, en virtud de la negativa de Assange de pisar suelo continental estadounidense, y por la cercanía con Australia, adonde irá luego para reencontrarse con su esposa e hijos.
El acuerdo prevé una condena a 62 meses de prisión, que ya cumplió, y que no habrá nuevas demandas de condenas para el fundador de Wikileaks, un sitio que, a partir de 2006, difundió más de 10 millones de documentos clasificados aportados por fuentes anónimas. Muchos de esos documentos eran pruebas de los crímenes de guerra y todo tipo de violaciones a los Derechos Humanos que cometió el Imperio en sus ocupaciones de Irak, Afganistán y otros países.
Pero esa actitud verdaderamente revolucionaria (Rodolfo Walsh siempre decía que la verdad es revolucionaria) no fue gratis para Assange. En 2010 empezó su calvario, cuando la Justicia de Suecia lo acusó de un cargo de acoso sexual y otro de violación, que con el tiempo fueron desestimados. Sin embargo, comenzó su persecución, se refugió primero en la casa de amigos en Inglaterra y luego en la Embajada de Ecuador en Londres, donde estuvo desde 2012 durante siete años. Cuando dejó el gobierno de Ecuador Rafael Correa, su sucesor y traidor a la Revolución Ciudadana, Lenin Moreno, puso fin a su asilo y permitió que fuera detenido y llevado a la cárcel.
En 2019 la Justicia de Estados Unidos lo acusó de 17 cargos por violar la ley antiespionaje y comenzó la última etapa de esta novela. Desde 2020 hasta ahora hubo infinidad de alternancias en el intento de Estados Unidos de extraditarlo y los pedidos de la Justicia inglesa de garantías. También Australia pidió garantías que Estados Unidos nunca pudo dar.
Resultado. Podríamos decir que con este acuerdo ganan las dos partes, aunque habrá que esperar a ver qué pasa con Julián Assange de ahora en adelante.
Estados Unidos gana porque evita la humillación de que países aliados como el Reino Unido y Australia decidieran finalmente proteger a un ser humano ante la falta de garantías del sistema político y judicial estadounidense. Además, ya consiguió lo que buscaba, que era destruir física y psicológicamente a una persona y usar esa crueldad para dar un mensaje mafioso de intimidación a cualquier otro periodista del mundo. El país de la Estatua de la Libertad contra la libertad de prensa, contra la libertad de expresión, pero, sobre todo, contra el derecho a la información.
Julián Assange gana, porque vive. La primera y principal victoria es preservar la vida, y si Assange seguía preso iba a morir, por condena a muerte, por causas naturales o por suicidio. A cambio de vivir, aparentemente él entregó la verdad, al aceptar declararse culpable. Pero el mundo sabe muy bien que gracias a Assange se conocieron los sistemáticos delitos de lesa humanidad que comete Estados Unidos alrededor del mundo, y eso es mucho más importante que violar una ley injusta.
La clave. La clave ahora será ver qué futuro le espera a este hombre de 52 años que aparenta ser de 70. Después de lo que ha debido pasar, no tenemos derecho de exigirle nada, pero será clave qué Julián habrá. Si es un hombre que se recluye en el seno de sus afectos o en el ostracismo, será entendible, pero también será un triunfo del sistema y de la crueldad humana. Si veremos un Julián activo, opinador y útil a la sociedad global, será un gran triunfo de la Humanidad sobre el imperialismo y la impunidad de los poderosos.