Mariano Saravia
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Especialista en Política Internacional

ANTE EL FALSO PROGRESISMO, ASOMA EL NEOFASCISMO

junio  2016 / 7 Comentarios desactivados en ANTE EL FALSO PROGRESISMO, ASOMA EL NEOFASCISMO

Por Mariano Saravia

Nota en http://www.cba24n.com.ar/.- Junio 2016
eleccionesperu01Este domingo habrá elecciones en el Perú. Muy probablemente gane Keiko Fujimori, hija del autócrataAlberto Fujimori, condenado a 25 años de prisión por delitos de lesa humanidad durante su gobierno en los nefastos años ’90.

El rival de Keiko en la segunda vuelta será Pedro Pablo Kuzcynski, un exponente de la ortodoxia económica e íntimamente ligado al poder financiero internacional, que fuera ministro de Economía del presidente neoliberalAlejandro Toledo y que tiene ciudadanía estadounidense, además de peruana.

¿Pero por qué se llega en el Perú a esta elección entre dos tamaños males? Entre otras cosas, por el fraude que significó el gobierno de Ollanta Humala, casi tanto como el de Lucio Gutiérrez hace tres lustros en Ecuador.

De hecho, Ollanta ganó la última elección a Keiko y generó esperanzas de terminar con décadas de gobiernos derechistas y que el Perú se uniera al proceso de integración de la Patria Grande, al tiempo de que para adentro le mejorara la vida a la gente. Nada de eso pasó. Por el contrario, el Perú de Ollanta fue exhibido por el propio Barack Obama como un alumno ejemplar del “mundo libre de mercado”, tal como lo hizo George W. Bush con la Argentina del menemato.

Entonces, si las supuestas opciones progresistas, en este caso la de Ollanta, no dan respuestas, los cantos de sirena de expresiones neofascistas como la de Keiko pueden tener acogida en amplios sectores de la población.

Lo mismo está pasando en Europa, donde la semana pasada estuvo a punto de ganar el partido neonazi de Norbert Hoffer, quien hacía campaña electoral con el número 88, el de Heil Hitler.Polonia, Hungría y Eslovaquia ya tienen gobiernos ultranacionalistas xenófobos y el neonazismo se extiende y crece en todo el viejo continente.

¿Por qué? Porque existe evidentemente una crisis generada por el neoliberalismo y el estallido de la burbuja financiera del 2008. Desocupación, pauperización de las clases medias, inseguridad, frustración, recortes de programas sociales, pérdida del tradicional Estado de Bienestar. Una situación muy parecida a la de los años ’30, luego del Crack de Wall Street. En estas circunstancias pueden surgir salidas por izquierda o por derecha. De hecho, en las últimas elecciones de Grecia, la pelea de fondo pareció ser entre Syriza, que literalmente significa Coalición de Izquierda Radical, y Amanecer Dorado, neonazi. Pero hete aquí que Syriza en el gobierno no ha podido hacer nada de lo que planteaba, y lo único que viene haciendo es más de lo mismo que venían haciendo tanto el neoliberal Nueva Democracia como el socialdemócrata Partido Socialista. La semana pasada también, el gobierno de Alexis Tsipras aprobó un tercer paquetazo de ajuste contra el pueblo y a favor de la Troika que lo ha puesto de rodillas. Buena noticia para los neonazis.

Francia arde por todos lados. Huelgas, piquetes y más protestas en todos los sectores aglutinados en el movimiento obrero organizado. En contra de la reforma laboral que tiene como nucleo el cambio en las negociaciones de los convenios colectivos que ahora se harán por empresa y ya no necesariamente por sector.

Entonces, en Francia, si el ajuste y la flexibilización laboral viene de la mano del Partido Socialista de François Hollande y Manuel Valls, la más contenta en estos momentos debe ser Marine Le Pen, la líder del neofascista Frente Nacional.

En Estados Unidos, algo similar está pasando con Donald Trump, cuyo discurso hace pie en gran parte del electorado norteamericano. Es que los gobiernos del supuestamente más progresista Partido Demócrata no han mejorado en nada la vida del estadounidense común. Todo lo contrario. Con Obama, la educación se ha retraido y se ha encarecido, la crisis del 2008 terminó con un rescate millonario a los bancos pagado por el pueblo, y ni siquiera avanzó en sus propuestas de una asistencia médica popular o una legalización de los inmigrantes indocumentados. Por eso, ante la opción de más de lo mismo que representa Hillary Clinton, mucha clase media y clase trabajadora va a votar en noviembre próximo al neofascista de Donald Trump.

En definitiva, cuando el progresismo no es tal, las salidas de extrema derecha pasan de ser un mal sueño a una trágica realidad.

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