Mariano Saravia
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Especialista en Política Internacional

40 años del hundimiento del ARA General Belgrano

mayo  2024 / 3 Comentarios desactivados en 40 años del hundimiento del ARA General Belgrano

Eran 1093 argentinos los tripulantes del Crucero General Belgrano, que navegaban fuera del área de exclusión. Aquel 2 de mayo de hace 42 años, mientras hacían tareas de rutina para el mantenimiento del barco y el armamento, apenas pasadas las cuatro de la tarde, sintieron la primera explosión. Ese primer torpedo, lanzado desde el submarino nuclear inglés Conqueror, mató a 274 argentinos. Unos minutos más tarde, un segundo torpedo dio en la proa (la parte de adelante) y desprendió 12 metros de la estructura. Se cortó totalmente la luz y también el sistema de energía de emergencia. El barco empezó a inclinarse a babor (a la izquierda), lo que indicaba el inminente hundimiento. Se ordenó el zafarrancho de siniestro, es decir empezar a proceder para evacuar el barco, pero todo era muy confuso, porque no había luz, y por el humo, las linternas alumbraban muy poco. Tampoco había sistema de sonido, había quedado fuera de servicio, por lo que las órdenes se daban con megáfono y se repetían boca a boca. No hubo pánico, todos hicieron lo que tenían que hacer. Los médicos y enfermeros no daban abasto, atendiendo a quemados, amputados y asfixiados. Nadie se quiso salvar solo. Algunos llegaban a cubierta con un compañero al hombro. Otros bajaron a los pisos inferiores a ayudar y murieron en ese intento. A las cuatro y diez, el barco empezó a hundirse por la popa (atrás) y a las cuatro y veinte el capitán ordenó acelerar la evacuación. En el apuro, muchos estaban desabrigados. Se improvisaron algunos ponchos con mantas. A los heridos más graves se les aplicó morfina. Y ningún enfermero o médico se subió a una balsa sin constatar que no hubiera heridos abandonados. Volvieron a recorrer los camarotes y cuando estuvieron seguros de no dejar a ningún compañero atrás, ahí si se subieron a las balsas. Para no perderse, ataron las balsas unas a otras, y se dispusieron a esperar el rescate. Había tormenta en el Atlántico, y las temperaturas eran bajo cero. Así pasaron la noche del 2 al 3 de mayo, hasta que a la una de la tarde recién un avión Neptune pudo localizarlos. Era difícil incluso el rescate, porque estaban todos exhaustos y congelados. Se rescató en total a 793 compatriotas. De ellos, 23 ya estaban muertos. En total, murieron en el ataque 323 argentinos, hermanos nuestros. La orden la dio Margareth Thatcher, una criminal de guerra. A quien el actual presidente Milei admira y toma como ejemplo…SI UN TRAIDOR PUEDE MÁS QUE UNOS CUANTOS…QUE ESOS CUANTOS NO LO OLVIDEN FACILMENTE.

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