Mariano Saravia
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Especialista en Política Internacional

Sociedades enfermas

agosto  2017 / 24 Comentarios desactivados en Sociedades enfermas

La semana pasada, dos atentados fueron realizados de la misma manera: un loco arriba de un vehículo atropellando gente.

De uno seguramente te enteraste, fue el de Barcelona del jueves 17. Del otro quizá no te enteraste, o quizá sí, pero fue mucho menos difundido, en Charlottesville, una pequeña ciudad a 200 kilómetros de Washington, el sábado 12.

La diferencia es que en el de Barcelona murió “gente como uno”, clase media catalana y turistas que caminaban por la Rambla. Y sobre todo porque lo perpetró un “terrorista islámico”. En cambio, en el de Estados Unidos las víctimas eran pobres y negros, y el que lo perpetró fue un neonazi.

La diferencia en número de muertos es importante sólo para los cínicos y los hipócritas, porque en el de Barcelona murieron 14 personas y podrían haber sido muchas más. Y en el de Charlottesville murió una mujer, pero podrían haber sido muchos más también.

Es que en esa ciudad del estado de Virginia, había una manifestación del Ku Klux Klan y de grupos neonazis en contra de la decisión del municipio de sacar la estatua del General Lee, el comandante de las fuerzas confederadas en la Guerra de Secesión y un conspicuo esclavista. Por otro lado, había una contramanifestación de los militantes por la igualdad de razas. Y ahí apuntó un neonazi de 20 años al volante de su auto, convertido en arma mortal. Mató sólo a una mujer pero hirió a decenas.

En el de Barcelona, un pibe de 17 años, reclutado por una célula del Estado Islámico se subió con una camioneta alquilada a la Rambla a matar. Pero podría haber sido mucho peor si la camioneta hubiera estado cargada de garrafas explosivas que habían explotado antes en la guarida de esa célula terrorista.

Ante estos atentados terroristas, sólo se escuchan por estas horas análisis superficiales que hablan de locos, de lobos solitarios y de lugares comunes y prejuicios. Pero si de verdad queremos combatir el terrorismo, hay que intentar entender el fenómeno, para poder combatirlo.

Lo de Barcelona es en realidad responsabilidad de los líderes occidentales, sobre todo de Barack Obama, Hillary Clinton, David Cameron, Angela Merkel y Francois Hollande, que fueron quienes inventaron el Estado Islámico, para hacer caer al gobierno sirio de Bachar Al Assad. Destruyeron los estados más estables y tolerantes del mundo árabe: Irak, Libia y Siria. Generaron verdaderos genocidios y un flujo de refugiados que intenta seguir llegando a Europa. Ese ejército de desheredados sufre en su fuga, sufre cuando llega a las costas de Grecia, cuando pasa a Albania, a Serbia, a Croacia y así sucesivamente a los distintos países europeos. Cuando llegan a sus destinos, siguen siendo humillados, oprimidos, marginados. Y así, el odio y el resentimiento en chicos de 17, o 20 años es cada vez mayor. Un caldo de cultivo ideal para organizaciones criminales como el Estado Islámico, que también es responsabilidad de los perversos líderes occidentales.

En cuanto al terrorismo neonazi y de supremacía racial en Estados Unidos, tampoco es algo aislado sino parte del sistema de opresión que tiene el Imperio para con su propio pueblo. El Ku Klux Klan surgió en 1865 cuando con la derrota en la Guerra de Secesión quedaron en el sur cuatro millones de negros que pasaron de ser esclavos a ser trabajadores explotados por otro tipo de esclavitud.

El Ku Klux Klan empezó por dar palizas y quemar vivos a los negros, pero luego pasaron a hacer lo mismo con los inmigrantes europeos, con los sindicalistas y con los trabajadores en general. Esto demuestra que detrás del racismo siempre está el clasismo, el capitalismo y el imperialismo.

Por eso, en estos días Donald Trump desempolvó una especie de Teoría de los Dos Demonios, diciendo que en el atentado terrorista de Charlottesville, hubo gente buena y gente “equivocada” de los dos lados.

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